El significado del término refutar es determinar su origen etimológico. se trata de una palabra que deriva del latín, en concreto, del verbo “refutare”, que puede traducirse como “rechazar y desbaratar”.
Refutar
Refutar es un verbo que refiere a la acción de negar, objetar o desmentir algo a partir de la exposición de argumentos contrarios a aquello que se rechaza. Lo que se hace al refutar algo, por lo tanto, es oponerse a lo afirmado por otro u otros, esgrimiendo razones que justifican dicha oposición.
A la hora de refutar las manifestaciones de otra persona, debe hacerse con un planteamiento claro y llevando a cabo tres fases:
1. Se procederá a exponer lo que ha dicho aquella.
2. Llega el momento de refutar. Por lo tanto, es cuando se debe proceder a puntualizar los aspectos del discurso de dicho individuo que resultan falsos, imposibles, contrarios a la lógica, que no sirven para nada y que atentan contra la buena educación. Todo eso se hará exponiéndolos y a continuación estableciendo los motivos y razones que los desbaratan por completo.
3. Es el instante de la conclusión. En esta fase lo que se debe hacer, una vez que se han expuesto los argumentos originales y la refutación pertinente, es concluir y dejar claro al receptor porqué los primeros estaban absolutamente fuera de lugar, eran falsos o ilógicos.
Dentro del ámbito de la literatura existe lo que se conoce como refutación, que viene a ser la herramienta que se usa para “desmontar” los planteamientos, teorías y textos de algunos autores. Para desarrollarla se usan recursos tales como la contradicción.
fuente: https://definicion.de/refutar/
Encuentra la inconsistencia: Uno de los errores más elementales al plantear un argumento es que éste tenga una falla lógica. Puede ser que a partir de nuestra experiencia personal derivemos una conclusión general, o que invoquemos a una autoridad en la materia para validar nuestra opinión; también se da el caso de que sostengamos una afirmación sin contar con los datos suficientes para hacerlo… La falacia puede tomar muchas formas, pero puede decirse que todas adolecen de lo mismo: una inconsistencia entre la causa y la consecuencia, entre la premisa y la conclusión, lo que se plantea y lo que se deriva a partir de esto.
Ejemplo: en redes sociales abundan las discusiones en que una persona desestima un hecho porque a ella no le sucede; así, por ejemplo, en una discusión sobre los efectos terapéuticos de la marihuana, alguien puede negarlos porque, en su experiencia, la marihuana sólo provoca “malviajes” y depresión. A esa persona cabría preguntarle si no ha considerado que el mundo es mucho más vasto que su punto de vista, y que su percepción sobre un hecho no es necesariamente la de todos en el planeta.
Encuentra el contraargumento: Al menos en teoría, toda proposición tiene su contraproposición, y para toda idea es posible encontrar otra que la refuta. Ese, en buena medida, ha sido el espíritu del pensamiento occidental, el péndulo oscilante de la afirmación y la negación.
Ejemplo: en una discusión sobre la necesidad de incluir carne en nuestra dieta por razones evolutivas, se puede contraargumentar que en nuestra época dicho requerimiento fisiológico puede suplirse por otros medios, pues hemos desarrollado la tecnología nutricional para poder hacerlo.
Encuentra un contexto más amplio: Esta es una de las fallas más comunes en la proposición de argumentos, en la medida en que no es sencillo tener el conocimiento necesario para considerar determinado asunto en su contexto cabal. En cierto sentido es imposible, pues quién podría señalar todos los factores que intervienen en determinada situación. Al discutir, sin embargo, intentar ver el panorama amplio es una buena estrategia no para “ganar” una discusión, sino para entender mejor el problema sobre el cual se discute.
Ejemplo: en una discusión sobre el triunfo electoral de Donald Trump, es importante señalar el efecto de la globalización y el manejo neoliberal de la economía sobre la calidad de vida de las clases medias de Estados Unidos, dos factores que entre dicha población se identificaron en este proceso con los gobiernos demócratas de Barack Obama y Bill Clinton.
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